
Hoy vamos a preparar la cena en Usón, un pequeño pueblo de la provincia de Huesca donde tiene casa la madre de Lola, Concha, que aparte de prestarnos esta casa, nos ha regalado un bacalao tan fresco que casi nos podía contar un cuento.
Bien, tenemos los dos lomos del bacalao, la cabeza y las raspas. Lo lavamos y secamos con esmero.
Limpiamos los lomos y los cortamos en 3 tres supremas cada uno. A la nevera.
En una cazuela grande (he usado una de 30 cm de diámetro) ponemos 1 litro de aceite de oliva virgen extra. Añadimos al menos 1 cabeza de ajos laminados y una guindilla. Lo ponemos a fuego lento hasta que las laminas de ajo se ablanden (unos 20 minutos). No tienen por qué coger color. Apagamos el fuego y dejamos que se enfríe el aceite.
Cuando esté el aceite ya frío, añadimos la cabeza y raspas del bacalao y lo ponemos todo a fuego lento-medio. No debe superar los 80ºC. La gelatina del pescado empezará a depositarse en el aceite más rápidamente si acompañamos la cazuela con movimientos circulares.
Al ratito, sacamos la cabeza y raspas del aceite e introducimos las supremas de bacalao con la piel hacia arriba y volvemos a darle un movimiento circular a la cazuela, a fuego suave, hasta que el pescado esté hecho (unos 5-7 minutos más).
Reservaremos la mitad del aceite en un bol, por ejemplo, y empezaremos a hacer el pil pil impriminedo un movimiento circular a la cazuela hasta que consigamos que poco a poco el aceite emulsione con la gelatina y se forme una salsa compacta.
Es importante que el fuego tenga poca intensidad e ir retirando la cazuela del calor cada poco tiempo para que enfríe la salsa mientras seguimos moviendo la cazuela. Si está muy caliente, no emulsionará bien.
Iremos incorporando el aceite que habíamos reservado poco a poco, siguiendo con los movimientos circulares hasta que tengamos una buena cantidad de pil pil. Recomendación: paciencia!!
En este caso le hemos dado un toque diferente y le hemos añadido un chorro de tomate frito para que tome un bonito color rosado.
Lo podemos servir con unas anillas de guindilla y algún toque de color verde.
Bien, tenemos los dos lomos del bacalao, la cabeza y las raspas. Lo lavamos y secamos con esmero.
Limpiamos los lomos y los cortamos en 3 tres supremas cada uno. A la nevera.
En una cazuela grande (he usado una de 30 cm de diámetro) ponemos 1 litro de aceite de oliva virgen extra. Añadimos al menos 1 cabeza de ajos laminados y una guindilla. Lo ponemos a fuego lento hasta que las laminas de ajo se ablanden (unos 20 minutos). No tienen por qué coger color. Apagamos el fuego y dejamos que se enfríe el aceite.
Cuando esté el aceite ya frío, añadimos la cabeza y raspas del bacalao y lo ponemos todo a fuego lento-medio. No debe superar los 80ºC. La gelatina del pescado empezará a depositarse en el aceite más rápidamente si acompañamos la cazuela con movimientos circulares.
Al ratito, sacamos la cabeza y raspas del aceite e introducimos las supremas de bacalao con la piel hacia arriba y volvemos a darle un movimiento circular a la cazuela, a fuego suave, hasta que el pescado esté hecho (unos 5-7 minutos más).
Reservaremos la mitad del aceite en un bol, por ejemplo, y empezaremos a hacer el pil pil impriminedo un movimiento circular a la cazuela hasta que consigamos que poco a poco el aceite emulsione con la gelatina y se forme una salsa compacta.
Es importante que el fuego tenga poca intensidad e ir retirando la cazuela del calor cada poco tiempo para que enfríe la salsa mientras seguimos moviendo la cazuela. Si está muy caliente, no emulsionará bien.
Iremos incorporando el aceite que habíamos reservado poco a poco, siguiendo con los movimientos circulares hasta que tengamos una buena cantidad de pil pil. Recomendación: paciencia!!
En este caso le hemos dado un toque diferente y le hemos añadido un chorro de tomate frito para que tome un bonito color rosado.
Lo podemos servir con unas anillas de guindilla y algún toque de color verde.
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