Hoy lo vamos a hacer como me enseñaron a mí en un prestigioso hotel de Zaragoza. Al baño maría y al horno a baja temperatura.
Tenemos un excelente foie grass de pato congelado, de 550 gramos, que he sacado unas 10 horas antes del congelador y lo he colocado en la parte baja de la nevera.
Cuando veamos que ya se puede manipular (aún debe estar algo frío) tenemos que limpiarlo y prepararlo:
Se separan los lóbulos con los dedos, buscando y quitando venitas y la hiel (una vena más gruesa y verdosa), con cuidado de no destrozar el hígado en exceso (tampoco debe preocupar si esto ocurre); quitamos también la membrana exterior.
Una vez limpio, lo colocamos en un bol con sal gorda y agua muy fría (con cubitos de hielo) unos 20 minutos. Así conseguiremos eliminar posibles restos de sangre.
Lo pasaremos a papel absorbente para deshacernos del exceso de humedad.
Luego, en el mismo bol sin agua, se salpimenta bien, se le añade un poco de azúcar y se moja con un par de cucharadas de Oporto. Dejamos reposar durante un par de horas en el frigorífico, simplemente tapado con papel transparente.
Es el momento de pasar todo a un molde o terrina, apretarlo un poco con una pala o con las manos y cocinarlo al baño maría en el horno a 75º durante 40 minutos.
Lo sacamos y cuando esté templado le colocamos una lámina de papel de horno o film, y un poco de peso encima (una caja de tomate o leche, por ejemplo). A la nevera.
Pasadas unas horas ya lo podemos desmoldar y comer con unas tostadas de pan de centeno u otro que nos guste.
Tenemos un excelente foie grass de pato congelado, de 550 gramos, que he sacado unas 10 horas antes del congelador y lo he colocado en la parte baja de la nevera.
Cuando veamos que ya se puede manipular (aún debe estar algo frío) tenemos que limpiarlo y prepararlo:
Se separan los lóbulos con los dedos, buscando y quitando venitas y la hiel (una vena más gruesa y verdosa), con cuidado de no destrozar el hígado en exceso (tampoco debe preocupar si esto ocurre); quitamos también la membrana exterior.
Una vez limpio, lo colocamos en un bol con sal gorda y agua muy fría (con cubitos de hielo) unos 20 minutos. Así conseguiremos eliminar posibles restos de sangre.
Lo pasaremos a papel absorbente para deshacernos del exceso de humedad.
Luego, en el mismo bol sin agua, se salpimenta bien, se le añade un poco de azúcar y se moja con un par de cucharadas de Oporto. Dejamos reposar durante un par de horas en el frigorífico, simplemente tapado con papel transparente.
Es el momento de pasar todo a un molde o terrina, apretarlo un poco con una pala o con las manos y cocinarlo al baño maría en el horno a 75º durante 40 minutos.
Lo sacamos y cuando esté templado le colocamos una lámina de papel de horno o film, y un poco de peso encima (una caja de tomate o leche, por ejemplo). A la nevera.
Pasadas unas horas ya lo podemos desmoldar y comer con unas tostadas de pan de centeno u otro que nos guste.
exactamaente así es como aprendí yo a hacerlo. perfectamente explicado. un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu blog y tu trabajo. http://lacocinadejavieru.blogspot.com.es/?view=classic
Un abrazo.