
Este pasado agosto, Lola y yo estuvimos por el Pirineo, concretamente en Jaca. Hicimos alguna excursión a Tramacastilla, Piedrafita.... y a Santa Cruz de la Serós, donde recogimos bayas de enebro con las que vamos a elaborar el plato de hoy.
Aunque estas bayas irían estupendamente en cualquier plato de caza, nosotros las hemos hecho con unos muslos de pollo de corral, más grandes y mucho más sabrosos que los del pollo habitual.
Les he quitado la piel a los muslos, los he salpimentado, pasado por harina de avena (podéis hacerlo con harina de trigo, claro!) y dorado solo unos pocos minutos en una cazuela con abundante aceite muy caliente.
Tendremos un pollo dorado por fuera pero crudo por dentro que reservaremos.
En una cazuela mediana he pochado con un buen chorro del aceite en el que hemos dorado el pollo, 1 cebolla y 1 puerro en juliana. Añadimos también 2 zanahorias, 2 dientes de ajo, 1 pimiento verde y otro rojo, todo cortado en daditos pequeños. Salamos, incorporamos dos docenas de bayas de enebro a las que les hemos dado un golpecito en el almirez para abrirlas y que suelten todo su aroma.
Yo le he añadido un chorro de sake que tenía en la nevera y lo he dejado hervir un par de minutos.
Pasados 15 o 20 minutos, estará todo pochado. Es el momento de colocar en la olla nuestras patas de pollo doradas, añadir 1 litro de caldo de pollo y dejar cocer aproximadamente una hora y media a fuego medio.
El resultado es un guiso sabroso y con ese toque diferente que le da el enebro.
Yo he emplatado con un poco de arroz, y cebollino, que le da un golpe fresco que le va muy bien.
Aunque estas bayas irían estupendamente en cualquier plato de caza, nosotros las hemos hecho con unos muslos de pollo de corral, más grandes y mucho más sabrosos que los del pollo habitual.
Les he quitado la piel a los muslos, los he salpimentado, pasado por harina de avena (podéis hacerlo con harina de trigo, claro!) y dorado solo unos pocos minutos en una cazuela con abundante aceite muy caliente.
Tendremos un pollo dorado por fuera pero crudo por dentro que reservaremos.
En una cazuela mediana he pochado con un buen chorro del aceite en el que hemos dorado el pollo, 1 cebolla y 1 puerro en juliana. Añadimos también 2 zanahorias, 2 dientes de ajo, 1 pimiento verde y otro rojo, todo cortado en daditos pequeños. Salamos, incorporamos dos docenas de bayas de enebro a las que les hemos dado un golpecito en el almirez para abrirlas y que suelten todo su aroma.
Yo le he añadido un chorro de sake que tenía en la nevera y lo he dejado hervir un par de minutos.
Pasados 15 o 20 minutos, estará todo pochado. Es el momento de colocar en la olla nuestras patas de pollo doradas, añadir 1 litro de caldo de pollo y dejar cocer aproximadamente una hora y media a fuego medio.
El resultado es un guiso sabroso y con ese toque diferente que le da el enebro.
Yo he emplatado con un poco de arroz, y cebollino, que le da un golpe fresco que le va muy bien.
Es una suerte poder guisar un pollo de corral, más aún si además recogisteis las bayas de enebro vosotros.
ResponderEliminarBesos.
Lo que es una suerte es poder salir al Pirineo, hacer excursiones y, de paso, recoger hierbas, bayas.... XD
ResponderEliminarEl pollo de corral se puede encontrar,a un precio un poco más caro, ya en casi cualquier sitio. Uno de mis cuñados es gallego, y allí sus padres tienen corral y tienen pollos.....esos si que son ricos, pero ricos!!!!
Un abrazo, María Begoña!
MAdre mía que receta, es un plato de lujo, ingredientes más directos naturales imposible !!! tiene que estar tremendo este pollo mmmmm.
ResponderEliminarMuchas gracias por la receta.
Feliz día
Besos